Luego de atravesar la ciudad en un bus con capacidad para 60 personas donde embutieron a 300, llegarías a tu casa. Tendrías mucha hambre, pero en la nevera solo habría lo necesario para prepararte una ensalada con verduras a punto de podrirse. Te sentarías en uno de los sillones de la sala, en el que tenga menos resortes salidos. Una gotera del techo caería justo al lado tuyo. Encenderías tu televisor que demora una eternidad en encenderse. Sacarías de tu billetera un boleto con tus números de la suerte. Aguardarías el sorteo televisado de un millonario premio, que se realizaría en un escenario barato. Para sorpresa tuya, uno a uno saldrían los últimos dos dígitos del año de tu nacimiento, el mes de tu aniversario, las veces que ha sido campeón el equipo del cual eres hincha y el día que perdiste la virginidad… ¡Te ganarías la lotería! Y es lo peor que te puede ocurrir.
Supones que sería delicioso. No lo dudo. Dejarías de pedirle dinero prestado a tu suegra. Comprarías un carro último modelo. Rellenarías la nevera con delicatesen. Contratarías a un decorador de interiores para que renueve tu sala. Impermeabilizarías el techo, después de haber construido un segundo piso. De hecho, podrías regalarle tu casa a cualquier muerto de hambre de tu familia y mudarte a un sitio completamente nuevo de un barrio exclusivo.
Pero, a pesar de que lo anterior parece un sueño, es una temible pesadilla, es una maldición. No querrás ser millonario, fruto de un raro golpe de suerte, cuando termines de leer las 12 razones para no querer ganarte la lotería:
1. Pensarás que tienes visión para los negocios. Habrá más probabilidades de que mueras yendo a comprar el boleto de la lotería que de ganarte la lotería. Pero, gracias a un accidente estadístico, podrías ser el beneficiado. Pasarás de depender de un salario a estar podrido en plata. Eso te convertirá en un suertudo, no en un visionario. Sin embargo, no me cabe duda de que intentarás doblar tu fortuna caída del cielo haciendo realidad los caramelos light con sabor a fritanga o la app que le imposibilite a los feos tomarse selfies.
2. Intentarás cuadriplicar tus ganancias yendo al casino. Si tuviste suerte una vez, ¿qué impedirá que la vuelvas a tener?
3. Tu familia también creerá que se ganó la lotería. Te convertirás en un banco que otorgará préstamos con un interés del –100 %, respaldados únicamente por los lazos de sangre. Aunque si llegaras a preferir regalar lo que de todas formas no te van a pagar porque tus familiares considerarán que ya tienes mucho dinero, te tildarán de tacaño a tus espaldas por no haberles dado más.
4. Tus amigos también creerán lo mismo que tu familia. Cuando el mesero de un restaurante traiga la cuenta se esperará que tú nunca más vuelvas a decir “¿Partimos mitad y mitad?” o “Yo solo pedí una gaseosa, el resto es tuyo”.
5. Pondrá un manto de duda sobre tu relación sentimental. Si tu pareja es joven, dirán que te quiere solo por tu dinero; si tu pareja es vieja, se sospechará que tienes una amante más joven.
6. Tu pasado –conocido y desconocido– volverá para atormentarte. Los impuestos que evadiste. Reclamos de paternidad de hijos de Hembras humanas con las que solo te acostaste en tu imaginación. La tajada que tu ex supondrá que merece por haberte soportado mientras fuiste pobre. Una promesa de dividir el premio gordo, acordada durante una lejana borrachera con tus compañeros de trabajo.
7. Tus compatriotas querrán que hagas al menos una donación al país. Al igual que a un artista cuando se convierte en figura pública, a ti pedirán que cumplas las promesas incumplidas de los políticos. Algunas peticiones serán: pavimentar una vía, dotar un hospital público con la última tecnología y/o construir una escuelita para niños pobres que en el futuro soñarán con ganarse la lotería.
8. Tendrás envidia de los que seguirán teniendo más dinero que tú. ¿Un actor de Hollywood adquiere un yate que parece un crucero trasatlántico? Tú también lo querrás hacer. ¿Un petrolero compra un equipo de fútbol para plagarlo de estrellas? Tú también lo querrás hacer. ¿El mayor accionista de una multinacional se hace dueño de una inmensa mansión de 127 habitaciones? Tú también lo querrás hacer, aunque vivas solo. A pesar de volverte millonario, querrás ser multimillonario.
9. Te quitarán el poquito respeto que te tienen. Es una trampa. Parecerá una bendición, pero será una trampa resbaladiza. En un abrir y cerrar de ojos tendrás el presupuesto de los ricos y famosos para hacer y deshacer. El inconveniente será que tus billetes no tendrán respeto, por no haberlos obtenido con el sudor de tu frente. Tus logros personales futuros serán subestimados. Tus cuantiosos contradictores considerarán que el haber adivinado los números de las balotas que saldrían expulsadas de un tanque de viento, será el único motivo para que te publiquen el libro que incontables editoriales han rechazado o para que tu amor platónico finalmente acepte tu invitación a salir.
10. En todos lados te van a ver cara de turista. Te darán una rebaja del 50 % sobre cualquier producto, de un precio que antes habrán inflado el 200 %.
11. Dirán que eres de mal agüero. Dirán que les has reducido las posibilidades a los demás para que tengan la misma suerte que tú tuviste, porque asegurarán que nunca el premio gordo ha caído dos veces entre conocidos. Dirán que la mala suerte en sus vidas es culpa tuya. Dirán que debes indemnizar al peatón que se resbale en la acera de tu mansión y al vecino que sufra de insomnio por la presión de seguirle el ritmo a tu nuevo estilo de vida.
12. Te declararás en bancarrota, como la gran parte de los anteriores ganadores. Suena improbable que después de poder encender tabacos cubanos con billetes de cien dólares, pases de la noche a la mañana a no tener nada. Pero pasa. Y al ganador del premio gordo de la lotería es a quien más le pasa. La repentina abundancia te hará creer que durará para siempre o al menos para lo que te quedará de vida. ¿Quién podría gastarse tanto dinero en tan poco tiempo? Tú, luego de hacer caso omiso a las doce advertencias que acabo de hacerte.
En conclusión, sé que ya comprendes que ganarte la lotería es una maldición que te transformará de pobre a millonario, a pobre nuevamente. Incluso a más pobre de lo que eras antes de haber comprado el boleto con tus números de la suerte. Pero, en el caso de ser el desafortunado ganador del premio gordo, estoy seguro de que te sacrificarías en recibir el dinero para evitarle el sufrimiento a los demás. Yo sé que eres así de generoso.
Hasta una próxima verdad humanamente irracional, Amigos de lo Salvaje.
Lucano Divina
Comandante Macondo de la Revolución Animal
Selvas de Suramérica, mayo 25 de 2014
|